lunes, 4 de mayo de 2009

10 años de existencia de la Fundación Cachorros de Ninquihue, el Dr. Di Giácomo

Cachorros de Ninquihué

En el marco de los festejos por los 10 años de existencia de la Fundación Cachorros de Ninquihue, el Dr. Di Giácomo
fue invitado a escribir un comentario, el cual fue publicado en la revista de distribución gratuita que se editó para dejar un
mensaje a la sociedad toda.La Fundación fue creada para atender y contener a niños y adolescentes en riesgo y para
ello llevan adelante el proyecto “para chicos de y en la calle”.
En el mundo que nos toca vivir se puede apreciar una suerte de división/ separación/ diferenciación/ confrontación en todos los niveles, entre los unos y los otros.
Esto es verificable desde el nivel macro con países centrales y periféricos, ricos y pobres, occidentales y orientales,
cristianos y musulmanes, hasta los planos individuales que contraponen blancos y negros, porteños y provincianos,doctores y analfabetos, chetos y cuarteteros, trabajadores y desocupados o simplemente integrados y excluidos.
Entre los últimos están los sin casa, los de la calle.
Se podrá decir que en todas las épocas hubo clases dominantes y oprimidos o imperios y pueblos sometidos, pero lo cierto es que la revolución tecnológica y las comunicaciones ponen esta realidad obscenamente a la vista de todos.
La globalización nos permite ver al instante la situación mas remota , el último miserable puede ser observado en el metro cuadrado donde transcurre su indignidad, pero a diferencia de los tiempos pasados donde a las masas les estaba vedado el saber que había mas allá de ese metro cuadrado, hoy el que nada tiene ve desfilar ante sus ojos la opulencia, el poder, el tener y el pertenecer, que es mostrado como disfrutado por otros.
Complicando aun mas este cuadro, las pantallas perversa y paradójicamente invitan al que nada tiene a consumir, lo ilusionan con poder pertenecer, generan la ansiedad y la espectativa de que es posible tener todo, y solo cuando este queda frente a si mismo, se reencuentra en la impotencia de comprobar que su mundo real esta excluido de la invitación a vivir mejor.
Un ultimo elemento de esta pantalla /dependencia global lo constituye el acceso de los unos y los otros, casi en tiempo real a todos los estallidos que la inequidad provoca. Todos vemos a los que estallan masivamente e incendian una ciudad, derrocan un gobierno o se oponen a una invasión. También a los que estallan individualmente y roban, matan , saquean o se autoinmolan consumiendo lo único que tienen su alcance sea alcohol, pastillas, coca o Poxiran.
Para bien o para mal en el mundo global todo es ejemplificador.
El círculo se cierra así, viendo todos lo que nos pasa a todos, pero sin saber que hacer y separándonos cada vez mas los unos de los otros, percibiendo como si fuera algo inexorable que debemos cuidarnos los unos de lo otros, percibiéndonos al fin los unos contra los otros.
Frente a esta realidad en expansión, surgieron los discursos punitivos: Seguridad, Mano Dura, Control, son las palabras clave de algunas ideologías.
Sin embargo otros grupos partieron de pensar que hay cosas que ambos bandos tenemos en común: la incertidumbre y el temor. Que tanto los que se encierran cada vez mas detrás de rejas como los que viven a la intemperie se sienten desprotegidos, cada vez mas el otro aunque parezca ser como uno es vivido como un extraño. El resultado es cada vez mas aislamiento y soledad.
Yo era Concejal Municipal, cuando en 1995 empezó a trascender el trabajo silencioso pero cotidiano de Andrés y un pequeño grupo con chicos de la calle, que en nuestra ciudad eran los chicos de Tia o los que se bolsean en la vía frente a casa Tia; o en todo caso los que piden en Kimar.
Esos eran y son los otros para quienes nos consideramos los vecinos normales de la ciudad, la gente como uno.
El enorme merito de quienes se animaron y animan a salir a la calle acercarse, identificarse con el otro y a sentirlo como uno es romper con la lógica de la separación la diferenciación y la confrontación.
Estas organizaciones que trabajan en la integración y defensa de los derechos de las personas desposeídas, lo pueden hacer superando las diferencias existenciales con la comprensión de la igualdad esencial que compartimos todas las personas a partir de ser justamente humanos.
La reflexión a la que invito es a que a la luz de estos ejemplos cada uno revise su actuación en la vida diaria y vea si su balance personal lo lleva hacia el encierro o el compartir. Puede ser nada mas y nada menos que la diferencia entre la vida y la muerte de todos, los unos y los otros.
http:/http://luisdigiacomo.com.ar/blog/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=55

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